Desde el Parral, desde la iglesia de la Vera Cruz, desde los altos de la Fuencisla… concertando con diversas fases del bellísimo paisaje segoviano, la traza del castillo pone su nota de romántica belleza.
La silueta del Alcázar alzándose sobre la imponente roca caliza se ha comparado muchas veces con la proa de un barco que parece surcar las inmensas llanuras de Castilla, desafiando a los vientos.
Bellos parajes protegidos rodean la fortaleza, en torno a los ríos Eresma y Clamores (hoy enterrado). Al fondo, la Sierra del Guadarrama nos muestra su Mujer Muerta, cubierta por un blanco manto de nieve.