Hoy jueves 6 de febrero, las alcaldesas de la fiesta de santa Águeda de Zamarramala, ataviadas con el traje de “avisar” han visitado a las autoridades de la ciudad. Este año, las encargadas de representar al concejo de aguederas en calidad de alcaldesas han sido Dña. Mónica Martín Gil y Dña. Yolanda Cubero Otero, quienes a primera hora de la mañana recibieron el bastón de mando de manos de la alcaldesa de Segovia, Dña. Clara Luquero de Nicolás.
El Coronel Alejandro Serrano Martínez, Alcaide del Patronato del Alcázar, ha recibido a las alcaldesas en la Academia de Artillería y ha podido conversar con ellas acerca de la fiesta, del enorme orgullo y responsabilidad que supone mantener viva una tradición que data del año 1227 y que se transmite de madres a hijas.
El domingo día 9 se celebrará la fiesta grande en Zamarramala, donde tendrán lugar los actos más conocidos de este manifestación cultural declara de interés turístico nacional.
El pregón de fiestas será pronunciado por la Ilustradora Dña. Mónica Carretero y tras sus palabras comenzará la quema del pelele que simboliza las malas conductas.
El galardón de “Ome Bueno e Leal de Zamarramala” lo recibirá el doctor D. Juan Ignacio Bermejo Aycart, especialista en ginecología y obstetricia.
Durante el acto se entregarán los nombramientos de “Aguederas Honorarias e Perpetuas” a: Dña. Gina Aguiar Bartrina, Dña. Noemí Otero Navares, Dña. Carmele Anabitarte Prieto y Dña. María Isabel Gallegos Sancho. Asimismo, se hará entrega del premio “Matahombres de Oro” a la periodista Nieves Herrero.
Los lazos que unen al Alcázar y las zamarriegas son antiguos. Cuenta la leyenda que, hallándose Segovia bajo dominio musulmán, en la víspera de un 5 de febrero, festividad de santa Águeda, las mujeres casadas de Zamarramala decidieron vestirse con sus mejores ropajes y distraer a los moros que estaban en el Alcázar para así poder reconquistarlo.
Desde el Alcázar, los moros, embelesados, se acercaron a contemplarlas y fueron abandonado sus puestos de guardia. Las zamarriegas entonaron entonces una copla para avisar a los mozos, que ya esperaban encaramados en los muros del Alcázar, de que ya podían entrar a reconquistarlo.
De este modo el Alcázar volvió a manos de Alfonso VI, y el pequeño pueblo de Zamarramala, hoy barrio de Segovia, pasó a formar parte de la historia del Alcázar de Segovia. El Patronato del Alcázar colabora cada año en la fiesta de santa Águeda para mantener viva la tradición.