El director general de la Real Fábrica, Alejandro Klécker de Elizalde, explicó a los miembros del Patronato que la fundación de la Real Fábrica tuvo una finalidad clara: continuar el suministro de los tejidos de lujo después de que el Tratado de Utrech pusiera fin a las relaciones con Flandes.
El rey Felipe V, conocedor de la importancia de contar con los mejores artesanos, se trajo de Amberes a la familia Vandergoten, miembros de una importante estirpe de tejedores. La familia se aposentó en las afueras de Madrid, en la Casa del Abreviador, junto a la puerta de Santa Bárbara, por lo que la fábrica, en sus comienzos, tomó el nombre de Real Fábrica de Santa Bárbara. Los tapices, en un principio, eran tejidos por Jacobo Vandergoten, el patriarca de la familia, y se realizaban en telares de bajo lizo, al estilo de Flandes; sería su hijo Jacobo quien, años después, comenzaría a tejer en telares de alto lizo. En 1889 la fábrica ya se trasladó a su ubicación actual, en la zona que en Madrid se conocía como El Olivar de Atocha.
La Real Fábrica de Tapices consta en la actualidad de diferentes obradores: en el primero, se sitúan los telares de alfombras y tapices y, en el segundo, el dedicado a la restauración de alfombras. Al otro lado del jardín, en una nave de reciente construcción, se realiza el almacenamiento y lavado de alfombras y tapices, así como la restauración de estos últimos.
Los tapices se tejen con una lana fina entre medias de dos capas de urdimbre. El tejedor separa con las manos las dos capas de urdimbre e introduce entre ambas la lana con una canilla. Para trabajar, el artesano trabaja sobre el reverso de la pieza, para ver el anverso de la obra, se ayuda de un espejo que, debidamente colocado, le va mostrando el resultado de la obra en su parte frontal.
El primer paso para elaborar el tapiz es calcar el cartón sobre la urdimbre para realizar las líneas de referencia. De modo que el dibujo se marque en ambas caras de la urdimbre, de manera que el artesano pueda verlo en el espejo mientras trabaja; los artesanos calcan el cartón girando cada uno de los hilos de la urdimbre sobre un trozo de grafito.
En el taller de restauración, el Sr. Klécker y Verónica García, la jefa de restauración de Tapices, explicaron los diferentes pasos de la restauración de un tapiz, que se lleva siempre a cabo siguiendo los tres principios fundamentales en restauración: de notoriedad, de compatibilidad y de reversibilidad.
El principio de notoriedad nos indica que la restauración debe poderse apreciar de cerca, ya que no pretende engañar al que lo contempla, pero no se debe distinguir en la distancia. El de compatibilidad especifica que la restauración de una obra siempre debe ser compatible con el original y no debe constituir en ningún caso un agente de deterioro; y el de reversibilidad implica que cualquier restauración debe poder ser reversible,
Lo primero que se hace en el taller es colgar el tapiz del modo adecuado, de este modo se aprecian ya muchos fallos.
El proceso de intervención de un textil implica, un proceso de documentación exhaustivo para poder realizar un diagnóstico acertado del estado de conservación actualizado de la obra, y de esta manera poder formular un proceso de conservación particularmente adecuado a cada caso. Esto implica realizar análisis fotográficos, técnicos, de colorimetría etc. que permitan conocer al detalle la obra. Se realiza un mapa de intervenciones por cuadrícula, lo que podríamos llamar una cartografía del tapiz. Así, se comprueba si tiene ataques biológicos, si sufre roturas, desteñidos, pérdida de color, etc. Se toma una muestra de alrededor de 1 cm de cada cuadrícula.
En el diagnóstico preliminar, se evalúa la necesidad de realizar la desinsectación de la pieza. En caso de que se detectara ataque biológico activo en el tapiz, se le sometería a un proceso de anoxia, en el que se reemplaza el oxígeno del ambiente por un gas inerte. Esto combinado con parámetros específicos de temperatura, humedad relativa y tiempo de exposición —según el tipo de insecto— que hay que eliminar, garantizan la inactivación de cualquier tipo de insecto, en cualquiera de sus estados, sin ser nocivo para la obra
El siguiente procedimiento será la limpieza o eliminación de suciedad superficial
La limpieza se compone de dos fases, una fase de eliminación del polvo y suciedad suelta, mediante microaspirado, y una segunda fase para eliminar la suciedad que ha profundizado en la estructura de la fibra.
Este proceso de limpieza química o lavado acuoso se realiza previas pruebas de estabilidad de todos los tintes. Cada nuestra se mete en un cubo de agua para comprobar que cada color por separado no destiñe; si este proceso no se realizara previamente, podría haber trasferencias de color durante el lavado del tapiz.
El sistema de lavado se realiza mediante la “inmersión controlada”. Posteriormente, las restauradoras se tumban en el puente que está por encima de la piscina, y que se mueve de 10 en 10 cm. y “masajean” el tapiz mediante la humidificación de este con esponjas impregnadas de un jabón neutro de saponina, un tensiactivo que elimina la suciedad, es ecológico, no contaminante y no ataca las fibras. Posteriormente, el textil se somete al proceso de aclarado. Este proceso minimiza los riesgos propios de lavado y garantiza la completa eliminación de la suciedad depositada.
Una vez finalizada la limpieza, se lleva a cabo la fase de consolidación, cuya finalidad es estabilizar la estructura interna de la obra mediante un sistema de costura y soportes de consolidación previamente preparados en color y textura. El color se obtiene gracias a un sistema en el que se utilizan tintes sintéticos y un espectrofotómetro, un dispositivo de medición del color que se usa para evaluar e identificar el color con gran precisión. Cada muestra de color se conserva en una base de datos que se amplía continuamente.
Finalmente, el proceso se completa con el forrado de la obra, con un tejido especialmente fabricado para este uso, que protege el tapiz del contacto directo con el paramento y de la acumulación de polvo y suciedad por el reverso.
La restauración de los tres tapices pertenecientes al Patronato del Alcázar: Oriana y Amadís en la corte de Vindilisora, la Historia de Escipión y La Batalla de Zama se va a realizar siguiendo estos exhaustivos procesos.















