En su vista, pudieron sentir el peso de la historia que atesora el Alcázar al pasear y admirar las salas y patios del Palacio, así como contemplar las maravillosas vistas de la ciudad de Segovia, enmarcadas entre los valles del Eresma y el Clamores, con la sierra del Guadarrama en un extremo y la campiña segoviana al otro.
Una experiencia, que seguro habrán disfrutado y recordarán con cariño.