108 personas han tenido la ocasión de disfrutar durante las noches del 31 de octubre y la del 1 de noviembre de una visita temática al Alcázar bajo una luz diferente. Doce grupos, de nueve personas cada uno, pudieron disfrutar de esta actividad extraordinaria y conocer la historia de personajes ilustres que otrora habitaron el castillo y de las diversas piezas expuestas que entretejían el discurso expositivo de Cómo se pasa la vida, cómo se llega la muerte. Una visita temática que a nadie dejó indiferente.
Este año los grupos se han divididos a lo largo de dos días: la víspera de la festividad de Todos los Santos se llevaron a cabo cuatro visitas guiadas; las ocho restantes tuvieron lugar la noche del 1 de noviembre, víspera de la festividad de los Fieles Difuntos.
La visita, que realizó un recorrido por las distintas estancias de palacio, comenzó frente al Entierro de Isabel la Católica, lienzo del autor gaditano Salvador Viniegra y Lasso de la Vega (1885) obra que representa el cortejo fúnebre que trasladó los restos mortales de Isabel la Católica desde Medina del Campo hasta Granada en el mes de noviembre de 1504.
Después de recorrer parte de los sótanos, con estancias en parte excavadas directamente en la roca, en la sala Trono, junto a la magnífica vidriera de Carlos Muñoz de Pablos, conocieron las circunstancias que rodearon el fallecimiento del rey Enrique IV de Trastámara.
Tras escuchar la historia del rey Juan II y de su valido, Álvaro de Luna, cuyo fantasma, dice la leyenda, se apareció al rey en la sala de la Galera augurándole la muerte, los visitantes fueron recibidas por los acordes de la Danza de la Muerte en la sala de Reyes, cuyo balcón es el más famoso de la fortaleza, no en vano dice la tradición popular que desde él cayó el infante D. Pedro de Castilla, cuyos restos se encuentran en la Catedral de Segovia.
En la sala del Cordón los visitantes conocieron la leyenda del caballero cuyo cuerpo fue devorado por los pájaros en la iglesia de la Vera Cruz, y ya en la Capilla visitaron las lápidas de los tesoreros del rey Felipe II y del conde Félix Gazola, primer director del Real Colegio de Artillería desde 1764.
Como broche final el museo del Real Colegio de Artillería, como no podía ser de otro modo, en el que se recordó a los héroes del Dos de Mayo, los capitanes de Artillería D. Luis Daoíz y D. Pedro Velarde, alumnos del Real Colegio en el Alcázar.
Las visitas fueron amenizadas por la lectura de composiciones literarias relacionadas con las ánimas de los difuntos, tales como las Cortes de la muerte. de Lope de Vega, las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique y la Oración en memoria de los caídos el 2 de mayo de 1808 en la guerra contra Napoleón pronunciada por el Dr. Agustín Torres en el primer aniversario de la batalla de Monteleón.